domingo, 5 de febrero de 2012

J. Edgar

Es curioso constatar cómo el trabajo del octogenario Clint Eastwood a partir de un guión de Dustin Lance Black, uno de los guionistas más jóvenes con los que el realizador ha trabajado recientemente, ha dado como resultado la película de Eastwood más marcada por la senectud, no sólo porque los ancianos ocupen un lugar privilegiado entre sus personajes, algo habitual en referentes como Gran Torino o Invictus, también porque parecen eliminadas las tramas más juveniles que sí encontrábamos en aquellos largometrajes, e incluso en lo tocante a los primeros años de trabajo de J. Edgar Hoover (Leonardo DiCaprio) el realizador ha imprimido un aire envejecido a sus imágenes y a la actitud de su protagonista, quien se mueve por unos principios de tradición casi enfermizos, fruto de una grave represión. Se da aquí, de hecho, una de las muchas virtudes de las que hace gala el cineasta, y es que es un verdadero experto en hacer que sus escenas de época parezcan realmente procedentes de otro tiempo, en parte responsabilizando el trabajo fotográfico en profesionales como Tom Stern, pero también gracias a la caracterización de sus actores, y no me refiero sólo a las tortuosas sesiones de maquillaje a la que se debieron de someter los protagonistas de J. Edgar, también a la dicción y la presencia de éstos: véase cuan diferente es la interpretación que Armie Hammer compone para Clyde Tolson y la que este mismo actor ofrecía para los gemelos Winklevoss en La red social, si bien en el apartado de interpretaciones no se puede pasar por alto la portentosa labor de DiCaprio, tal vez en un personaje para el cual alguna que otra de sus interpretaciones recientes constituyen un borrador, como el de El aviador, aunque en esto no cuenta únicamente la labor de DiCaprio (que también) sino el hecho de que el trabajo de Eastwood aquí es notablemente superior al de Martin Scorsese en el biopic de Howard Hughes.

La otra aportación de Dustin Lance Black a J. Edgar es el tratamiento de la sexualidad del protagonista, casi una especialidad del guionista de Mi nombre es Harvey Milk, que en manos de Clint Eastwood es tratado con una ternura abrumadora, y es que, aunque este tema es algo inédito en su extensa carrera, no es de extrañar que Eastwood lo asuma con respeto, por más que muchos, enquistados en la época en la que su efigie era un icono para la américa más reaccionaria, sigan sin reconocer en Eastwood una de las miradas con más sensibilidad del Hollywood actual. Por otro lado, no es éste el único tema que Black / Eastwood desarrollan a partir de la historia del fundador del F.B.I., en ella conviven también varias de las obsesiones del realizador, como son la infancia arrebatada (aquí representada en el secuestro del hijo de Charles Lindbergh), el asesinato de John F. Kennedy o la diferencia entre realidad y leyenda, y esto último es algo que en J. Edgar se resuelve con cierta ironía, cuando Tolson reprocha a Hoover la falta de veracidad en la versión de su biografía que éste ha contado a su entrevistador y, por extensión, a los espectadores, para lo cual Eastwood no dedica más que tres o cuatro planos de pocos segundos, certificando que su cine está por encima de debates recientes como la falacia del punto de vista, al tiempo que deposita su confianza en las herramientas narrativas clásicas. En este sentido, a juzgar por el uso del flashback en J. Edgar, parece como si en cada nuevo trabajo de Eastwood éste quisiera devolver a su oficio la grandeza que merece. Si el realizador finalizara ahora su carrera, J. Edgar sería un más que digno testamento cinematográfico.

J. Edgar - Clint Eastwood - 2011 [ficha técnica]

1 comentario:

  1. Reconozco que pelis como 'Más allá de la vida' o 'J.Edgar' pueden ser algo irregulares narrativamente, pero de ahí a generar ese rechazo en algunos sectores críticos la verdad es que me parece incomprensible. Eastwood creo que es plenamente consciente de las debilidades del material que utiliza, y al igual que hizo con su anterior filme saca el máximo partido a su buen hacer para conseguir momentos o ideas fascinantes. De los autores americanos de renombre que empezaron a explotar en los 70, creo que Eastwood y Cronenberg son los que todavía consiguen propuestas tan arriesgadas como efectivas, no así los algo más acomodados Spielberg, Scorsese o Coppola (que se la juega para hacer filmes tan autocomplacientes como 'Tetro' y 'Youth without youth').

    Críticas como las de Diego Salgado en Fanzine (que es de mis críticos favoritos)creo que vienen precedidas de ciertos "prejuicios" o manías personales más que de otra cosa, porque en 'J. Edgar' hay mucho cine y valentía como para criticarla por conformista o anacrónica. La escena en la que Clyde saca a relucir la gran "imaginación" de Hoover al final será de los mejores momentos del año cinematográfico, además de ser un instante muy eastwoodiano. Saludos.

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