jueves, 31 de diciembre de 2009

Lo mejor de la década según la Cinemateca de Ontario



Responsable de una de las listas más famosas de lo mejor de la década de los noventa, la Cinemateca de Ontario se vio en la obligación de organizar, hace algunos meses y de manera algo precipitada (¿por qué no esperaron a que concluyera el 2009?), una encuesta para establecer una relación con lo mejor de "la década de los dosmil" (todavía no sé muy bien si llamarla así), que han presentado con el nombre de The Best of the Decade: An Alternative View; alternativa debido al carácter minoritario de casi todas las películas que integran la lista. De hecho, casi la mitad de estas películas no han visto la luz en nuestras salas comerciales.

Encabeza la lista Syndromes and a Century, largometraje del realizador tailandés Apichatpong Weerasethakul, alguien cuya carrera se ha desarrollado prácticamente íntegra en el decenio que ahora acaba y que es, sin duda, uno de los principales representantes del cine alternativo reciente. De su filmografía, en España sólo ha sido estrenada su fascinante Tropical Malady, que ocupa el puesto seis de la lista (otra película del director, Blissfully Yours, se encuentra en el puesto trece). Si ha sido Syndromes and a Century la primera tal vez se debe al hecho de que la película se ha convertido también en estandarte de la libertad creativa y en símbolo del combate contra la censura en el arte: en Tailandia, una comisión de censores exigió que se eliminaran cuatro escenas con el fin de que la película fuera mostrada en salas comerciales. Weerasethakul se negó a modificar la película y la retiró de la distribución en su país, sustituyéndola más adelante por una copia en la que las escenas fueron cambiadas por un texto sobre fondo negro en el que se informaba al público, en clave de denuncia, sobre los problemas de la libertad de expresión.

Las posiciones dos y tres de la lista las ocupan respectivamente las películas Platform y Naturaleza muerta (esta última estrenada en España) del realizador chino Jia Zhang-ke. Siendo éste uno de los cineastas asiáticos que mejor compagina el exotismo de cierto tipo de cine con una mirada delatora de los males del capitalismo y la globalización mal entendida, el hecho de que Zhang-ke quede doblemente representado en lo más alto de la lista (y que vuelva a aparecer con The World en la posición 24) es algo de lo más acertado.

Como apuntábamos al principio, el haber organizado esta encuesta varios meses antes de que finalice la década hace que no estén todas las que son (no aparece ni una sola película de 2009) pero también que no sean todas las que están: el cuarto puesto de la lista lo ostenta el drama de Claire Denis Buen trabajo, una película perteneciente a la década de los noventa. Lo mismo ocurre con la película que ocupa el puesto 21, El viento nos llevará, de Abbas Kiarostami, no en vano, uno de los directores estrella en el ranking correspondiente a la década anterior, cuyo cine en los últimos años tal vez haya sido excesivamente radical como para ser recomendado, incluso, en una lista como ésta, pero que en ningún caso justifica que una película de 1999 aparezca aquí.

De todas las películas incluidas en las diez primeras posiciones tal vez sea la situada en quinto lugar, Deseando amar del hongkonés Wong Kar-wai, la más ortodoxa de todas, por lo que no nos extrañaría que el estilizado clacisismo de Kar-wai encabece también otras listas de corte más mayoritario y que, sin duda, irán surgiendo en todo el mundo en los meses venideros. En ese sentido, también es llamativo encontrar aquí films tan convencionales como Una historia de violencia de David Cronenberg en el puesto 17, Lejos del cielo de Todd Haynes que ocupa el último lugar o El laberinto del fauno de Guillermo del Toro en la posición 22 (no es ésta la única producción española, aparece también Pedro Almodóvar en la posición 20 con Hable con ella y la realizadora Argentina Lucrecia Martel con la coproducción La mujer sin cabeza).

Dos films rumanos, The Death of Mr. Lazarescu, de un desconocido Cristi Puiu, y la popular 4 meses, 3 semanas, 2 días, de Cristian Mungiu, aparecen en las posiciones siete y nueve. La primera de ellas, comparte posición con Werckmeister Harmonies, realizada por un cineasta, si cabe, más condenado en los cines españoles que cualquiera de los demás cineastas a colación, el húngaro Béla Tarr.

En el puesto ocho, Jean-Luc Godard y su extraño Elogio del amor se convierte en el más veterano de cuantos ocupan las diez primeras posiciones, un grupo que se cierra con la fascinante Luz silenciosa del mexicano Carlos Reygadas. El hecho de que este film fuese injustamente ignorado por la crítica internacional (en España tuvimos un claro ejemplo) hace que su aparición en la posición diez de la lista constituya un fantástico premio para el film de Reygadas.

Éstas y el resto de películas se enumeran a continuación:

  1. Syndromes and a Century, Apichatpong Weerasethakul, Tailandia, 2006, 53 votos
  2. Platform, Jia Zhang-ke, Hong Kong/China/Japón/Francia, 2000, 49 votos
  3. Naturaleza muerta, Jia Zhang-ke, China, 2004, 48 votos
  4. Buen trabajo, Claire Denis, Francia, 1999, 46 votos
  5. Deseando amar, Wong Kar-wai, Hong Kong/China, 2000, 43 votos
  6. Tropical Malady, Apichatpong Weerasethakul, Francia/Tailandia/Alemania/Italia, 2004, 38 votos
  7. The Death of Mr. Lazarescu, Cristi Puiu, Rumanía, 2005, 35 votos
    Werckmeister Harmonies, Béla Tarr, Hungría, 2000, 35 votos
  8. Elogio del amor, Jean-Luc Godard, Suiza/Francia, 2001, 34 votos
  9. 4 meses, 3 semanas, 2 días, Cristian Mungiu, Rumanía, 2007, 33 votos
  10. Luz silenciosa, Carlos Reygadas, México/Francia/Holanda, 2007, 32 votos
  11. El arca rusa, Aleksandr Sokurov, Rusia/Alemania, 2002, 31 votos
  12. El nuevo mundo, Terrence Malick, EEUU, 2005, 30 votos
  13. Blissfully Yours, Apichatpong Weerasethakul, Francia/Tailandia, 2002, 29 votos
  14. El hijo, Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne, Bélgica/Francia, 2002, 27 votos
  15. Juventude Em Marcha, Pedro Costa, Portugal/Francia/Suiza, 2006, 25 votos
  16. Los espigadores y la espigadora, Agnès Varda, Francia, 2000, 24 votos
    No quarto da Vanda, Pedro Costa, Portugal/Alemania/Italia/Suiza, 2000, 24 votos
    Songs from the Second Floor, Roy Andersson, Suecia/Dinamarca/Noruega, 2000, 24 votos
  17. Caché, Michael Haneke, Francia/Austria/Alemania/Italia, 2005, 23 votos
    Una historia de violencia, David Cronenberg, EEUU, 2005, 23 votos
    Mulholland Drive, David Lynch, Francia/EEUU, 2001, 23 votos
    Tiempos de amor, juventud y libertad, Hou Hsiao-hsien, Taiwan, 2005, 23 votos
  18. Rois et reine, Arnaud Desplechin, Francia, 2004, 21 votos
  19. Elephant, Gus Van Sant, EEUU, 2003, 20 votos
  20. Hable con ella, Pedro Almodóvar, España, 2002, 19 votos
  21. El viento nos llevará, Abbas Kiarostami, Irán/Francia, 1999, 18 votos
    YI YI, Edward Yang, Taiwan/Japón, 2000, 18 votos
  22. El laberinto del fauno, Guillermo del Toro, España, 2006, 17 votos
  23. El niño, Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne, Bélgica/Francia, 2005, 16 votos
    The Heart of the World, Guy Maddin, Canadá, 2005, 16 votos
    I Don't Want to Sleep Alone, Tsai Ming-liang, Taiwan/Francia/Austria, 2006, 16 votos
    Star Spangled to Death, Ken Jacobs, EEUU, 2004, 16 votos
  24. The World, Jia Zhang-ke, China/Japón/Francia, 2004, 14 votos
  25. Café Lumière, Hou Hsiao-hsien, Japón, 2004, 13 votos
    La mujer sin cabeza, Lucrecia Martel, Argentina/España/Francia/Italia, 2008, 13 votos
    L'Intrus, Claire Denis, Francia, 2004, 13 votos
    Millennium Mambo, Hou Hsiao-hsien, Taiwan/Francia, 2001, 13 votos
    My Winnipeg, Guy Maddin, Canadá, 2007, 13 votos
    Saraband, Ingmar Bergman, Suecia, 2003, 13 votos
    El viaje de Chihiro, Hiyao Miyazaki, Japón, 2001, 13 votos
    I'm Not There., Todd Haynes, EEUU, 2007, 13 votos
  26. Gerry, Gus Van Sant, EEUU, 2002, 12 votos
  27. Lejano, Nuri Bilge Ceylan, Turquía, 2002, 11 votos
    Dogville, Lars von Trier, Dinamarca/Suecia/Reino Unido/Francia/Alemania, 2003, 11 votos
    The Royal Tenenbaums, Wes Anderson, EEUU, 2001, 11 votos
  28. Aleksandra, Aleksandr Sokurov, Rusia/Francia, 2007, 9 votos
    Demonlover, Olivier Assayas, Francia, 2002, 9 votos
  29. Atanarjuat, The Fast Runner, Zacharias Kunuk, Canadá, 2001, 8 votos
    Goodbye, Dragon Inn, Tsai Ming-liang, Taiwan, 2003, 8 votos
  30. Longing, Valeska Grisebach, Alemania, 2006, 7 votos
    Secret Sunshine, Lee Chang-dong, Corea del Sur, 2007, 7 votos
    Vai e Vem, João César Monteiro, Portugal, 2003, 7 votos
    Lejos del cielo, Todd Haynes, EEUU/Francia, 2002, 7 votos

Alguno de los organismos que participaron en la encuesta: Museum of Modern Art (Nueva York); British Film Institute (Londres); UCLA Film & Television Archive (Los Ángeles); Wexner Center for the Arts (Columbus); Filmoteca de la UNAM (Ciudad de México); George Eastman House (Rochester); Austrian Film Museum (Viena); World Cinema Foundation (Nueva York); Vancouver International Film Festival (Vancouver); Centre National de laCinématographie (París); Canadian Film Institute (Ottawa); Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria (Gran Canaria); Berkeley Art Museum and Pacific Film Archive (Berkeley); Swedish Film Institute (Estocolmo); Berlin International Film Festival (Berlín); Haghefilm Foundation (Ámsterdam); Tokyo FILMeX (Tokyo), y TIFF Cinematheque (Toronto).
... leer más

martes, 22 de diciembre de 2009

Donde viven los monstruos

La popularidad que obtuvo el director de videoclips Spike Jonze a raíz de su colaboración con el guionista Charlie Kaufman en sus dos primeros largometrajes para el cine (Cómo ser John Malkovich y El ladrón de orquídeas) se volvió en contra del primero en el momento en el que quedó patente que aquellas colaboraciones no nos descubrieron a un cineasta sino a un guionista. Es ésta una lección que muchos estudiosos del cine parecen haber aprendido, como demuestra el hecho de que casi nadie restó mérito a Charlie Kaufman a la hora de hablar de ¡Olvídate de mí! como una de las mejores películas americanas de los últimos años. Esto parece haber pasado factura al caché de Spike Jonze ya que, una vez desvinculado de Kaufman, el director ha necesitado siete años para estrenar su siguiente largometraje, buena parte de los cuales ha estado completamente apartado del cine debido a una mala relación con la Universal que concluyó con su contrato para Warner, compañía que, una vez finalizado el rodaje, obligó al director a repetir casi todo su trabajo por no parecerle el resultado final lo suficientemente apto para el consumo familiar.

En este arduo camino,
Spike Jonze ha dado un notable giro a su propia política de autor, buscando una fuente de inspiración en Maurice Sendak, un escritor a todas luces opuesto a Charlie Kaufman: en las antípodas del barroquismo habitual en el celebérrimo guionista neoyorkino, el relato infantil de Sendak Where the wild things are apenas ocupa cuarenta páginas ilustradas, lo cual, contra todo pronóstico, no supone un impedimento para la labor de Jonze. Al contrario, Donde viven los monstruos posee una de las cualidades más admirables de una obra cinematográfica, y es la de acercarse con honestidad y respeto hacia el material adaptado, sin juzgar la aparente ingenuidad de éste. Jonze afronta el relato, en primer lugar, no renunciando a su habitual estilo, algo especialmente latente en los primeros minutos cuando Max (Max Records) nos es presentado describiendo los problemas de adaptación que el niño tiene en su casa, en la calle y en la escuela, utilizando un montaje algo frenético y un apoyo sistemático en canciones pop que hace que, hasta aquí, parezca que estemos ante una obra heredera del Free Cinema británico, tal y como lo entendieron hace no mucho directores como Ken Loach, Mike Leigh o Stephen Frears. Ello supone un aliciente en el momento en el que el protagonista huye de este escenario de una manera inverosimil (atravesando un vasto océano en solitario y a bordo de una pequeña embarcación) y la fantasía irrumpe en el relato sin que el director cambie un ápice el estilo visual.

El tratamiento que Jonze hace de los fantásticos seres que Max encuentra en la isla es tremendamente humano como consecuencia de este estilo, pero también porque el director se mantiene fiel en todo momento al punto de vista del pequeño, alguien que descubre a los monstruos con fascinación pero sin escepticismo. Así, Max va encontrando paralelismos entre las relaciones que dificultan la vida en sociedad de estas criaturas y las que hacen que él mismo se enfrente a su familia y amigos, siendo el escenario donde viven los monstruos un lugar donde el hecho de que no haya personas no impide a Jonze llevar a cabo un sobresaliente tratado de humanismo y psicología, describiendo las costumbres de sus personajes desde incontables ángulos sociales e individuales, fruto del cual destacan caracteres como Carol (James Gandolfini), un monstruo de una prodigiosa evolución psicológica cuyas emociones estallan al final. Al igual que hicieran hace poco Pete Docter y Bob Peterson con Up, Spike Jonze nos recuerda en Donde viven los monstruos cuál es la verdadera virtud del cine: despertar sentientos reales a partir de imágenes artificiales.

'Where the Wild Things Are' - Spike Jonze - 2009 [ficha técnica]
... leer más

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Spanish Movie

El cine de parodias norteamericano, que tiene como principal precursor al equipo formado por Jim Abrahams y los hermanos David y Jerry Zucker (responsables, entre otras, de las emblemáticas Aterriza como puedas, Top secret! y Agárralo como puedas) surgió con la intención de aprovechar el éxito de un modelo determinado de cine (respectivamente, el género de catástrofes aéreas, el bélico o el policíaco) sin necesidad de caer en la copia oportunista, al tiempo que se trataba de dar una visión chocante de los materiales de partida, al recurrir al humor más disparatado para reescribir unas historias que originalmente siempre habían exigido una mirada seria a su público. Con el tiempo, alguna de estas películas ha superado en popularidad y, en algunos casos, en valoración crítica a la de su original (¿queda alguien, hoy en día, interesado en la saga de los setenta Aeropuerto?) en parte porque en ocasiones el equipo Zucker, Abraham & Zucker ofrecía un modelo de humor que ha envejecido mucho mejor que sus rancios objetos de parodia. Con Spanish Movie tenemos, por desgracia, un caso completamente distinto. La cinta dirigida (es un decir) por Javier Ruiz no trata de dar un punto de vista cómico a un cine habitualmente tomado en serio, ya que el cine patrio, de entrada, rara se toma en serio: el espectador español medio adopta un gesto de desprecio ante el cine nacional, por lo que la mirada irreverente de Spanish Movie no supone ninguna novedad, como sí lo eran en un principio las parodias del cine americano. De hecho, la razón por la que hasta ahora nadie se había atrevido ha realizar en España una película como ésta puede deberse al hecho de que existen poquísimos referentes serios en el cine español a partir de los cuales hacer una lectura divertida que guste a las masas (¿cuántos espectadores entenderían un chiste a partir de las películas de Carlos Saura o José Luis Garci?).

Por ello, el problema de Spanish Movie es que se constituye sobre un paradigma equivocado (el slapstick americano de los ochenta) y no mira con suficiente interés hacia donde, a mi parecer, podía haber encontrado una mejor fuente de inspiración, esto es, la comedia televisiva, que es donde hoy en día hay un tratamiento más inteligente del humor grueso. Así, al igual que los cameos de los directores Alex de la Iglesia, Jaume Balaguero, Paco Plaza, Juan Antonio Bayona o Alejandro Amenábar no suponen, ni tienen por qué suponer, una influencia en la manera en la que ha sido realizado el film, es un error que el elenco de actores de Spanish Movie, en su mayoría, habituales de la televisión (capitaneados por Carlos Areces y Joaquín Reyes) no aporten más al guión de partida y se limiten a interpretar ante las cámaras lo que otros han escrito, excepto en dos o tres brevísimos momentos (por ejemplo, la divertida aparición de Andreu Buenafuente haciendo de David el Gnomo, o esa impagable parodia de Los lunes al sol a cargo del equipo de Muchachada Nui que es, con mucha diferencia, lo mejor de la función) que solo sirven para lamentarnos imaginando lo que pudo haber sido esta inconexa amalgama de ideas de haberse planteado de otra forma.

'Spanish Movie' - Javier Ruiz Caldera - 2009 [ficha técnica]
... leer más

jueves, 3 de diciembre de 2009

Celda 211

Hace casi diez años, cuando Daniel Monzón decidió compaginar sus labores de crítico cinematográfico con su recién estrenada carrera como director, sorprendió que su primer film, el muy comercial El corazón del guerrero, no se situara del lado del cine por aquel entonces considerado "de calidad" en España, al menos, así considerado por las publicaciones especializadas de mayor tirada en nuestro país (como la mensual Fotogramas, en cuyas páginas Monzón ofrecía unas críticas no demasiado disonantes de la opinión general), nos referimos a los amables dramas con vocación realista realizados por otros debutantes como Fernando León de Aranoa o Benito Zambrano, o al cine de francotiradores como José Luis Guerín o el desaparecido Joaquim Jordà, cineastas estos últimos cuyas películas eran aplaudidas sistemáticamente por Monzón y compañía (aunque muchos de estos críticos no parecían tener claro dónde estaba el mérito de aquellas rarezas). Con el tiempo, el cineasta demostró que el haberse decantado por el cine comercial en su debut no fue, ni mucho menos, una imposición. En sus siguientes trabajos, la excéntrica El robo más grande jamás contado y la irregular La caja Kovak, ambas igualmente escritas por él mismo, Monzón fue progresando en el cine de género, en una ascensión de la que su última película es, de momento, una cumbre. Celda 211 es, con diferencia, el mejor trabajo de su director y, tal vez, la mejor película de género realizada en este país desde que Alex de la Iglesia firmara su brillante El día de la bestia. Al igual que aquella, la película de Monzón hace justicia al género al que se adscribe, desarrollando un ameno tempo narrativo, pero en el camino no renuncia a la idiosincrasia que se le supone, esto es, el imaginario costumbrista patrio, con el aliciente de que Celda 211 aprovecha una herencia cultural para llevarla a un terreno que, habitualmente, no suele frecuentar: los presos que vemos amotinarse en Celda 211 no difieren demasiado de los que pudieran aparecer en un film de Berlanga o Saura, y sin embargo resultan perfectos para el entretenido relato ideado por Monzón.

No faltan, no obstante, aspectos un punto mejorables (véanse los innecesarios flash-forwards con los funcionarios de la prisión siendo interrogados sobre lo ocurrido, o algunos tópicos como el personaje encarnado por Antonio Resines, archisabido funcionario de prisiones que deviene más malvado que los propios presos), si bien el resultado final es más que notable, por una serie de virtudes entre las que destacan a) el correcto dibujo de cada uno de los freaks que reivindican sus derechos amotinándose en la prisión, algo a lo que ayudan unas excelentes interpretaciones como las de Luis Tosar o Vicente Romero, pero (seguramente) también la manera en la que la montadora Mapa Pastor recorta sus posibles histrionismos; b) las increíbles ideas de planificación y puesta en escena que Monzón es capaz de poner en práctica a estas alturas y que es fundamental en el vertiginoso tramo final del film (cf. cuando el protagonista dialoga con un negociador mientras que el personaje de Luis Tosar aparece desenfocado, para dar a entender que ha sido desbancado del poder; esa camilla que atraviesa fugaz el plano para indicarnos que, finalmente, los rehenes no han sido ajusticiados, o el juego de miradas finales entre el cabecilla y el traidor, una especie de guiño al "pobre Gaspard" del final de La evasión, tal vez la mayor obra maestra cinematográfica de cuantas hayan tenido una prisión como escenario), y c) el salto mortal que supone para el relato la inclusión de los presos etarras, un aspecto cuyas posibilidades son de largo aprovechadas por Celda 211, trascendiendo así el mero divertimento para convertirse en un discurso social de gran calado que situa su punto de vista en un lugar políticamente muy incorrecto y, por extensión, poco o nada frecuentado por el cine español: del lado del ciudadano de clase baja que ve al terrorista como un mercenario cobarde amparado por el estado y los medios de comunicación.

'Celda 211' - Daniel Monzón - 2009 [ficha técnica]
... leer más