viernes, 22 de marzo de 2013

El vuelo

Una prueba incuestionable de la afición que el cineasta norteamericano Robert Zemeckis sigue profesando por el "cine espectáculo" la tenemos en la aparatosa secuencia que origina buena parte de la trama de su último trabajo, la del grave percance aéreo que su protagonista, el piloto comercial Whip Whitaker (Denzel Washington), convierte en un aterrizaje forzoso en el que consigue salvar la vida a casi todos los pasajeros. No obstante, hay tal vez otra menos evidente en la escena inicial en la que vemos a la compañera laboral y sentimental del protagonista, la azafata Katerina Marquez (Nadine Velazquez), pasearse con resaca y completamente desnuda, entrando y saliendo de plano, momento que el director también aprovecha para causar en el espectador, mediante la insultante desnudez de la joven, el mismo impacto que consigue durante el citado accidente aéreo. El desconcierto logrado durante esta presentación, como veremos más adelante, no es gratuito, y tiene mucho sentido al describir la personalidad de Whip: el hombre no sólo es un vividor entregado a las drogas y al alcohol, sino que venera la superficial belleza de una espectacular mujer tan adicta a todo tipo de drogas como él. El vuelo es una película arriesgada en casi todo su metraje, al desafiar al espectador más conservador haciendo que su discurso se sostenga sobre una idea muy incorrecta políticamente: la del hombre que con sus decisiones ha salvado la vida a cien personas, y lo ha hecho a pesar de haber consumido previamente todo tipo de drogas o, lo que es peor, lo ha conseguido precisamente gracias a ello. En ese sentido, Zemeckis no se conforma con no juzgar al personaje, sino que parece situarse de su lado, sobre todo en contraposición a la irracional moral de los que le rodean, como a la de ese copiloto tímido que, una vez despierta del coma en el que entra tras el vuelo, se presenta como un creyente cristiano fanático y peligrosamente parcial.

El director, en otra de las secuencias climáticas del film (ésta sí, mucho más contenida) incluso llega a transmitir al espectador el síndrome de abstinencia de su protagonista, en el momento en el que sus colegas lo aíslan en la habitación de un hotel, con el minibar sin una gota de alcohol, y a sugerir inmediatamente después que es la combinación de alcohol y cocaína lo que hace que su personaje se presente como alguien enormemente sereno ante las situaciones límite. Por todo ello, no cabe más que lamentar el tramo final de El vuelo, donde el guionista John Gatins da al traste con todo este discurso a contracorriente, y entrega a su personaje a un pasaje de redención y confesión de culpa, incluyendo una nada creíble conciliación con un hijo adolescente al que hemos visto enfrentado pocos minutos antes. Sin embargo, el film deparará un último instante de ambigüedad, en el plano final, cuando precisamente su hijo le pregunte, literalmente, "quién es" y Whip permanezca pensativo, con el ruido de un avión de fondo, el mismo ruido presente cada vez que el personaje se ha entregado de manera desenfrenada a las drogas, acaso sugiriendo que su conversión final no es más que una máscara, y la transgresión sigue, amenazante, en la naturaleza del personaje.

Flight - Robert Zemeckis - 2012 [ficha técnica]
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