sábado, 11 de abril de 2015

Corazones de acero

En Salvar al soldado Ryan, seguramente el título más popular que ha dado el cine bélico en los últimos veinte años, el guionista Robert Rodat introducía entre los personajes principales a un soldado débil e ingenuo, portando una máquina de escribir, personaje que serviría al director Steven Spielberg para acompañar al espectador en el proceso en que ambos descubrían las atrocidades de la guerra. En la primera incursión en el cine bélico del cineasta británico David Ayer, Fury (título traducido libremente en España como Corazones de acero), también conocemos al personaje de Norman (Logan Lerman), un soldado imberbe que se presenta como mecanógrafo y sospecha que su asignación al pelotón liderado por el sargento Don Collier (Brad Pitt) debe de deberse a un error. Si, en palabras del crítico Antonio José Navarro, el cine de David Ayer es "de un carácter áspero y sombrío, enfrascado en pesimistas historias de violencia que articulan un poderoso discurso personal sobre la sociedad y el mundo alejado de los estándares del Hollywood actual" (Dirigido por..., enero 2015) valga el ejemplo del personaje de Norman como muestra de este alejamiento de los estándares: A diferencia del discurso que articuló Spielberg en torno a un personaje similar, Ayer nos ofrece a través de la visión de su joven protagonista un entorno, si cabe, mucho más pesimista, desprovisto de toda heroicidad, donde el soldado tendrá que sobrevivir a costa de convertirse en un ser despiadado y sin valores.

Con esta premisa desarrolla el director un film cuya principal seña de identidad, desde la secuencia de apertura con Collier derribando violentamente a un idealizado caballero sobre un corcel blanco, es una atmósfera densa, fruto de un inspirado trabajo cromático a cargo de Roman Vasyanov, casi de cuento gótico, estando muy bien realizado por Ayer tanto en los momentos de tensión verbal como en las realistas secuencias de acción (tal vez a excepción del desproporcionado, confuso y abstracto acto pirotécnico final), mediante los cuales consigue superar los tópicos de su propio guion, dándole la vuelta a muchos elementos que, mostrados de otra manera, podrían haberse utilizado para ofrecer algo de complacencia hacia el espectador. Valga como ejemplo de esto último ese largo pasaje central en el que los soldados americanos "liberan" a un pueblo alemán de su propio ejército, ejerciendo el derecho de pernada sobre las jóvenes del pueblo, lo cual da lugar a un encuentro entre Norman y una de ellas, Emma (Alicia von Rittberg), momento éste en el que, pese a lo idealizado e imposible de su planteamiento (parece poco probable que la chica pueda enamorarse en esas circunstancias), la mirada de David Ayer augura un pésimo desenlace.

Fury - David Ayer - 2015 [ficha técnica]
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