martes, 21 de julio de 2009

Tetro

Junto a Youth without youth, Tetro significa la vuelta a la dirección de Francis Ford Coppola tras los diez años transcurridos desde que el director italoamericano estrenara Legítima defensa. El regreso del Coppola director es un dato importante pero, a mi juicio, no tanto como se dice: como profesional del cine, no ha estado en absoluto retirado, ya que en todo este tiempo, entre otras cosas, ha producido con irregular fortuna casi una veintena de largometrajes para el cine (por poner algunos ejemplos, digamos que ha hecho posibles un par de películas dirigidas por los actores Robert Duvall y Robert De Niro, así como dos films de género fantástico a cargo de Tim Burton y Victor Salva y, por encima de todo, ha tutelado toda la carrera artística de su hija Sofia). Por otro lado, Tetro ostenta un privilegio más llamativo dentro de la carrera del cineasta, y es que se trata del primer film desde La conversación dirijido por Coppola a partir de un guión original propio. Como resultado, el film es en apariencia el más abiertamente autobiográfico de su carrera: al igual que el director, el personaje interpretado por Vincent Gallo es un talento en declive que ocupa un importante lugar dentro de una familia de artistas procedente de Italia (no es arbitrario que se escoja como escenario del relato un país donde más de la mitad de la población tiene orígenes italianos). Este personalísimo punto de partida lleva al director a arrancar el relato ofreciendo lo mejor de sí mismo: véanse los hermosos encuadres en blanco y negro predominantes sobre todo en los primeros compases del film que recuerdan al Coppola de La ley de la calle, también porque en ambos casos se narra un reencuentro entre dos hermanos marcado por una relación de amor y odio, de admiración y abandono.

Sin embargo, no todo en Tetro es autocomplacencia, y me resulta curioso que el film se haga más indigesto cuando Coppola se deja influenciar por terceros. No me refiero a sus referencias más evidentes: las secuencias oníricas inspiradas en las obras musicales de Michael Powell y Emeric Pressburger (sobre todo en su libre adaptación de la ópera de Offenbach Los cuentos de Hoffmann) no sólo están integradas en el relato con envidiable destreza, además producen un agradable efecto gracias a un colorido que contrasta con el barroco reinante en el resto del relato. Lo peor de Tetro lo encontramos cuando Coppola se imbuye del tono bohemio de sus personajes y busca con poca fortuna recrear una impostada mezcla cultural mediante sus personajes (y aquí hay que dar a cada uno lo suyo: si poco natural resulta el inglés de Maribel Verdú o Carmen Maura, más increíble suena Vincent Gallo hablando castellano avanzado con un acento de lo más básico), y cuando evoca el origen italiano de éstos recurriendo a unas imágenes de corte felliniano que constituyen alguno de los momentos más desafortunados rodados por Coppola en toda su carrera.

'Tetro' - Francis Ford Coppola - 2009 [ficha técnica]

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