martes, 27 de marzo de 2007

The host

Los habituales seguidores del cine oriental venimos advirtiendo desde hace años que Corea (del Sur) cuenta con una cinematografía tan interesante como desconocida para una inmensa mayoría, la cual constituye el grueso de población al que todo producto aspira a llegar desde un punto de vista económico. Por esto, en cierto modo, The Host viene a ser un intento por trascender ese carácter demasiado artístico del cine oriental y hacerse con un tipo de cine más ambicioso y mayoritario, y parece que sus artífices han conseguido batir todos los records de recaudación, al menos, en su país. Pero al que esto suscribe no le interesa demasiado lo que una película pueda lograr en su carrera comercial, y The Host, sin ser ni mucho menos un ejercicio fallido, resulta un film muy mejorable desde variados puntos de vista, empezando precisamente por sus carencias como producto comercial, derivadas de un mal uso del cine de género(s), del cual se resiente mucho su ritmo, como dan fe los continuos altibajos producidos por divagar entre la comedia, el drama, el suspense y el cine de aventuras. Además, al igual que ocurre con algunos de sus compatriotas (incluso con Park Chan-Wook en la excelente Old boy), Bong Joon-ho resulta a menudo demasiado esforzado en ofrecer imágenes impactantes antes de dotarlas de un significado, véase esto, sin ir más lejos, cuando tras un hermoso prólogo en tres secuencias, el monstruo de The Host hace su primera aparición, dejando su director bien clarito que él sí enseña a su criatura al completo y a plena luz del día desde un principio (algo que, por razones que se me escapan, ha sido aplaudido unánimemente), pero descuida algunos detalles básicos, como que el aterrado gentío corre en la misma dirección que la criatura, como si se tratara de un encierro taurino, en lugar de hacerlo para alejarse de ella, lo que produce una bella sensación de movimiento que, por otro lado, carece de credibilidad, o recordemos también otras escenas de acción como aquella donde el padre de la familia Park se queda sin balas cuando está a punto de acabar con la bestia: la secuencia está planificada con la espectacularidad y la limpieza de un comic, colocando siempre la cámara con chirriante cuidado, donde incluso el irracional monstruo parece acercarse lentamente al protagonista para dar más impacto a las imágenes.

No obstante, The Host no invita a ser revisado como un film de terror o aventuras, sino como un relato político: fueron los americanos quienes virtieron litros de producto tóxico al río Han y de esta imprudencia surgió la bestia que ahora aterroriza al pueblo, sin embargo, el gobierno (y también el ejercito americano) inventa la amenaza de un virus que no existe como excusa para rociar el país con un gas aún más destructivo que el propio problema, para terminar pidiendo disculpas por errores humanos y daños colaterales. Es difícil resistirse a ver todo esto como una metáfora de la actual actitud imperialista de la administración Bush y de sus aliados, sin embargo, y ahí es donde veo otra de las carencias de The Host, si en el mundo real la política de Estados Unidos tal vez esté en el origen de amenazas mundiales como el terrorismo, e invente males inexistentes como las armas de destrucción masiva para debastar aún más los países que invade, y al final reconoce que tales amenazas fueron un error, entonces ¿dónde encontramos en The Host las metáforas del control del petróleo u otras motivaciones de los invasores? aquí no se dejan claras cuáles son esas motivaciones, resultando en muchos caso las acciones del gobierno y sus aliados americanos caricaturescas e inverosímiles. Aclaremos que un relato fantástico puede resultar verosímil a partir de las reglas que crea el propio relato, aquí lo verosimil es precisamente lo fantástico, mientras que lo político queda mal definido pero, reconozcámoslo, no lo humano: paralelamente a esta trama política, se desarrolla una admirable descripción del pueblo llano y la supervivencia de los más pobres, la cual culmina en la secuencia final, donde los protagonistas vuelven a la tienda familiar en medio de una noche de nieve. Éstos, siendo conscientes de que el peligro sigue ahí fuera, cenan tranquilamente en el calor del hogar, pero sólo después de haber apagado la tele, aburridos ya de las mentiras de los poderosos. Por lo tanto, ahí si que hay que destacar una manera muy plausible de narrar las cosas que tal vez no hubiera sido posible en los cines occidentales viciados por una mayor ambición comercial. Recuérdese si no, otra escena anterior en la que la familia completa come unida y sin mediar palabra: la joven Hyun-seo aparece milagrosamente en el encuadre cuando en realidad sigue atrapada por el monstruo, sin dejar claro en ningún momento si se trata de una ensoñación de la pequeña o el deseo de alguno de sus familiares ¿y qué importa?.

'Gwoemul' - Joon-ho Bong - 2006 [ficha técnica]

3 comentarios:

  1. por primera vez en mucho tiempo no estoy deacuerdo contigo (como ya sabes soy un fiel seguidor de tu blog), me parece una de las propuestas mas interesantes y arriesgadas de los ultimos tiempos y por supuesto no se pudiera haber realizado en occidente.
    cieto es que el ritmo decae en algunos tramos, pero es que no es una peli de accion ,es una pelicula politica y no pretende ser sutil ni sugerir metaforas, lo dice alto y claro, y por supuesto la puesta en escena y la direcion en general me parecen sobresalientes.
    por cierto lo de las persecuciones, se baso en los san fermines , estuvo en pamplona y le gusto tanto que le dio la idea (es cierto), y los de los vertidos tambien es real.
    pero claro es solo mi modesta opinion.

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  2. Bueno, yo tampoco he querido decir que la desprecie, tiene escenas que me gustan bastante (sobre todo el prólogo, el epílogo y la escena de la cena familiar en el refugio). Sólo creo creo que, como tú dices, su ritmo es muy irregular por saltar de un género a otro, y su discurso político lo dice alto y claro pero le veo lagunas.

    Lo de Pamplona no lo sabía. Me ha sorprendido que eligiera una fiesta como modelo para un plano donde la gente debe sentir pánico, es otro ejemplo más de que a veces se buscan imágenes impactantes sin cuidar su significado.

    Gracias por seguir mi blog, espero prodigarme más.

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  3. Las películas y los cómics son ventanas a mundos imaginativos. Las películas dan vida a las páginas, mientras que los cómics preservan detalles. Juntos, forman un viaje inmersivo a la creatividad ilimitada.

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