miércoles, 16 de abril de 2014

Noé

La extrañísima combinación ofrecida por Noé, entre un director tan peculiar como Darren Aronofsky y un fragmento veterotestamentario como el del Diluvio Universal, prometía (y al menos en esto no defrauda) un resultado curioso. Era de esperar que un autor de origen judío como Aronofsky no se acercara al tanaj de sus ancestros arrojando una mirada ortodoxa, sino buscando dar al relato un punto de vista novedoso. Lo más interesante (si no lo único) de la propuesta lo encontramos en la descripción escenográfica que el realizador hace del entorno donde mora el protagonista con su familia, esa infinita extensión de tierra yerma y marciana que da al relato un marco no sólo atemporal (es decir, no claramente asociado a un tiempo pretérito), sino también aespacial, que parece estar situado en un planeta fantástico y desconocido. Por desgracia, el relato conjuga con demasiada rapidez esta osadía inicial con una aptitud más reconocible y acomodada a los tiempos que corren, al adoptar las formas que se esperan hoy en día de una superproducción de este tipo, en el momento en el que entran en escena la imaginería del relato épico, variante "espada y brujería", interpretando las sagradas escrituras (y esto también tiene su gracia) en calidad de novela fantástica, donde los personajes se refieren a dios como "el creador" y nunca con alguna de las denominaciones bíblicas.

A partir de aquí, la película avanza entre pasajes espectaculares de efectos especiales, a menudo, muy mejorables (como esa recreación de los animales acomodándose en el arca, que tal vez constituya uno de los resultados más sonrojantes de Industrial Light & Magic) y fragmentos omisibles por lo obvio y/o ridículo (cf. el plano de la paloma y la rama de olivo) para terminar en un malogrado segmento final en el que un demostrado especialista en dramas psicológicos como el director de La fuente de la vida, El luchador o Cisne negro, se empeña en sacar punta de manera insuficiente al conflicto moral del protagonista que se debate entre cumplir su deber como destructor de la humanidad o traicionar al creador para salvar a su propia familia, esto es, el mismo problema que tienen muchas de las películas de superhéroes donde sus artífices no consiguen contagiar al espectador con dudas que se encuentran en un orden moral imposible. Nos hacemos una idea de los resultados de ese "Batman año uno" que Aronofsky nunca llegó a realizar.

Noah - Darren Aronofsky - 2014 [ficha técnica]

2 comentarios:

  1. Es la reseña más clara que te he leído. Ya me habían dicho algo parecido a lo que tú comentas, y es que Aronofsky se ha Hollywoodizado. Por la curiosidad del film a la que haces referencia me apetece verla, aunque ya no me espero ninguna gran obra.
    Un saludo

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  2. Me alegro de que por fin me haya hecho entender.

    Gracias por tu comentario.

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