martes, 20 de noviembre de 2012

Holy Motors

En contra de lo que se ha comentado últimamente, el cineasta francés Leos Carax no ha estado apartado del cine durante una década. Sí que es cierto que no ha dirigido ningún largometraje desde Pola X (1.999), pero no olvidemos que ha filmado algunas historias de corto y medio formato, aparte de figurar como actor en películas de otros directores. En cualquier caso, admitamos que el lynchiano prólogo de Holy Motors tiene bastante de mensaje directo de un cineasta que pone fin a un retiro prolongado, y que demanda un diálogo hacia sus espectadores: en él, vemos a un hombre anónimo (interpretado por el propio director) despertarse en su habitación y salir de su cama para abrir una puerta oculta que le permite mirar, y después acceder, a una oscura sala de cine donde todos los espectadores duermen (o están muertos), mientras se proyecta un film mudo. Lo que sigue a continuación, y hasta el final de la película, es un día en la ajetreada e insólita vida de Oscar (Denis Lavant) una especie de actor freelance que recorre París en una limosina que le sirve de camerino, donde él mismo se aplica un aparatoso maquillaje que le permite participar en varias performances por encargo. En las primeras dos representaciones queda claro un deliberado carácter artificioso que las hacen verosímiles dentro de la ficción cinematográfica: primero, Oscar se disfraza de una anciana de las que podríamos ver mendigando a orillas del Sena o, visto de otra forma, hace como ciertos timadores que se disfrazan de mendigo para obtener dinero de los paseantes en los enclaves turísticos de las grandes ciudades; después, el actor se embute en un traje de los utilizados para la captura del movimiento en la producción de imágenes por ordenador, con el que representa primero un conjunto de coreografías propias de un videojuego de acción, y después una extraña danza de apareamiento, casi pornográfica, junto a otra figurante (interpretada por Zlata, una célebre contorsionista en la vida real). Después de estos dos episodios, donde Carax rebaja primero la dignidad del actor a la altura de un mendigo impostor y después lo coloca en el centro de un trabajo oscuro y vejatorio (en el que Oscar llega a lamer los genitales de su compañera sobre el traje de látex de ésta), el director rompe con esta necesidad de hacer veraz la representación de Oscar y le otorga al protagonista la capacidad de deformar la realidad adaptándola al personaje que tiene que interpretar, sin importar la verosimilitud de esta deformación: de esta manera, Oscar muere en varias de las secuencias siguientes (llegando incluso a desdoblarse y ser asesinado por sí mismo), cuando no es él el que mata o hiere a los demás intérpretes, para después abandonar la escena despidiéndose cordialmente de ellos.

Pese a esta virtud narrativa de Holy Motors, en cuanto vehículo defensor de la libertad creativa con la que presentar de manera nunca antes vista un film de episodios, el principal inconveniente de Carax/Lavant es que, si bien son capaces de crear impresionantes segmentos dramáticos considerados por separado (véase las dos secuencias en las que Oscar figura junto a una supuesta hija: primero la recoge de una fiesta cuando ella es una adolescente, después habla con la joven en su lecho de muerte cuando él es un anciano), no consiguen mantener una fascinación constante en todo el conjunto, debido a los continuos giros de tono o cambios de género a los que se somete la narración (o al descompensado metraje de algunos segmentos, como los recreados junto a Eva Mendes o Kylie Minogue). Con todo, la película sería un film redondo y definitivo sobre el oficio de actor y su papel durante la ficción cinematográfica, que mira con nostalgia a su pasado y con pesimismo al presente y futuro (véase la citada escena de la captura de movimiento), si no fuera porque el director no es capaz de centrar el discurso en este único tema. Porque si ésta es la obra de un artista que abandona un prolongado letargo, considero que Carax ha incubado demasiadas ideas sobre su oficio para plasmar en su siguiente trabajo, y el prólogo del cineasta acudiendo a sus espectadores se completa con un epílogo críptico y casi disneyano en el que las limosinas discuten (por lo que pude entender) sobre el futuro del cine, criticando a unos espectadores "que ya no quieren acción". Puede que sea el hecho de que el director tenga un problema con su público lo que hace que Carax convierta su obsesión personal en un problema universal pero, si atendemos a las todavía hoy escalofriantes cifras económicas de la industria audiovisual en general y del cine en particular, podemos ver que estamos todavía muy lejos de la muerte del cine que algunos no se cansan de profetizar.

Holy Motors - Leos Carax - 2012 [ficha técnica]

6 comentarios:

  1. Aunque no conozco a Carax, largos se me han puesto los dientes por todo lo que estoy oyendo de ella, pero me parece que voy a tener que agenciarmela por otro medio, ya que desde hace un año, en mi ciudad es más facil encontrar petroleo que películas "más o menos" arriesgadas... Luego se quejaran de que no vamos al cine.
    Por cierto ¿que películas de él me recomendarías?
    Saludo

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    1. Reconozco que esperaba un nuevo caso de película venerada por los cahieristas pero que no me dijera gran cosa, y la verdad es que, si bien no me ha parecido la película del milenio (como dicen unos), tampoco es un engaño infumable (como dice el resto). También es cierto que la película madura en la memoria, su pase me resultó algo empalagoso.

      En cuanto a lo de las salas, sé de lo que hablas. Donde vivo actualmente no tengo ese problema, pero en mi ciudad natal dudo que se haya estrenado. Y de esto no culpo a los distribuidores, sino a los espectadores. Aun así, yo también "me agencio películas por otros medios".

      Y si viviera en una población española más pequeña jamás pisaría una sala de cine, pero no por la variedad de los estrenos, sino porque no existen salas en versión original. Y soy un extremista detractor del doblaje: nunca veo nada doblado gratis (ni siquiera en la tele), por lo tanto no pagaría por ver una película doblada ni en sueños.

      No puedo recomendarte mucho más de este director, de lo poco que ha hecho, he visto poca cosa, y recuerdo todavía menos. Si empiezas una retrospectiva, me vas contando ;)

      Gracias por tu comentario.

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    2. Gracias por la respuesta y la recomendación. Voy bastante al cine y la verdad es que me jode mucho que no estrenen cosas interesantes y más en casos como estos, en los que además ha ganado premios. Pero yo no creo que sea solo culpa de los espectadores, ya que hay publico para todo tipo de cine, pero claro, para eso tiene que haber oferta. No digo que lancen 500 copias de la última de Kitano (que por supuesto no se ha asomado por mi ciudad...), pero si que estaría bien un poco más de respeto por el espectador. En cuanto a los de la VOS, yo veo casi todo el cine doblado, menos cuando lo veo en mi casa, ya que en mi ciudad no se estrenan NUNCA películas sin doblar, y para mí ir al cine es algo necesario, así que ante eso tengo que apechugar con lo que hay y ver cine doblado. Lo que si veo en VOS son las series, y la verdad es que hay todo un abismo.
      Para acabar la chapa una pregunta técnica de blogger ¿Como tienes configurado el tema de los comentarios para que se puedan responder? Por mucho que lo intento no lo logro, y me parece una forma mucho más interesante de organizarlos
      A ver si me haces ver la luz.
      Un abrazo

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    3. En lo de culpar a los espectadores igual fui algo drástico. Lo que quiero decir es que si fuera un distribuidor o exhibidor no apostaría en absoluto por hacer negocio con este tipo de cine. Es cierto que en una ciudad pequeña habría suficientes espectadores para llenar un pase de lo último de Kitano, pero antes hay que romer un círculo vicioso, ya que esos espectadores no tienen el hábito de ir a ver esas películas al cine, sería muy difícil y caro atraer un número suficiente la primera vez. Y mucho más si se estrena esta película doblada: si para mí es aberrante doblar un film de Christopher Nolan, hacerlo en una película minoritaria me parece, con perdón, una soberana gilipollez. Pero, por razones que se me escapan, la versión original está prohibida en casi todas las salas.

      Desde luego, entiendo que la experiencia de ver una película en el cine tiene algo que no la da el salón de tu casa (al menos para los que tenemos una tele de menos de cuarenta pulgadas), pero para mí el doblaje está por encima de eso. Por ponerte un ejemplo, me parece tan aberrante o más ver a Clint Eastwood con la voz de Constantino Romero que ver Casablanca coloreada. Y todavía no entiendo la polémica que se levantó en los noventa con el lanzamiento de los clasicos coloreados en un país donde se pisotea y se aplaude sistemáticamente el formato original de todas las películas, clásicas y contemporáneas.

      En cuanto a lo de blogger, esto es algo que se añadió a mi blog sin yo configurarlo, me suena haber visto la opción pero ahora no sé donde está. Si puedes, prueba a poner los comentarios embebidos dentro de la página en lugar de en una página aparte, a ver si así la opción sale sola (al margen de que lo consigas o no, tener los comentarios dentro de la página me resulta mucho más cómodo, aunque para gustos...).

      Un saludo.

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  2. Pensaba que lo había intentado, y no funcionaba, pero ahora si que si. Tenías razón. Gracias por la ayuda. Saludos

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  3. Hola Manué
    Soy Eduard Carmona de la productora Antàrtida, he estado leyendo tu blog y me gustaría compartir contigo materiales e información sobre Infancia Clandestina. La película, que se estrenará el 21 de Diciembre en España, ha sido seleccionada para representar Argentina tanto en los próximos Oscar como en los Goya y ganó Horizontes Latinos en el pasado festival de San Sebastián.
    Si te interesa, envíame un correo a infanciaclandestina@antartida.tv indicándome tu nombre y el del blog.
    Muchas gracias

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